Mi maratón número 11 que me deja con sabor agridulce y de la cual he aprendido muchas cosas…
No por empezar antes a preparar una maratón va a salir mejor, hay que llegar a la parte final de la preparación con ganas y controlando la preparación y no que te controle ella a ti. Lógicamente intenté hacer las cosas muy bien, pero por tercera vez consecutiva volvía a caer en la misma piedra y me tocaba parar de entrenar por cansancio acumulado. Un 24 de diciembre, a casi dos meses todavía de la maratón con las lágrimas de desilusión en los ojos me tocaba parar en un entrenamiento cuando tan solo llevaba 6km. de los 30km. previstos, mi cabeza había dicho basta y mis piernas no podían más, demasiado cansancio acumulado tanto a nivel físico como psíquico.
Dos meses antes de la maratón no tenía ganas de hacerla ni mucho menos de prepararla, hablé con el que era mi entrenador y dejé la planificación y estuve dos semanas casi sin correr. Y fue la mejor decisión, ya que con ese cansancio acumulado cada semana rodaba a ritmos cada vez más lentos y no iba a ninguna parte.
La verdad que todo esto suena a lamento, pero dentro de un tiempo leeré todo esto y me acordaré que fue una sabía decisión y que ante todo quería seguir corriendo durante muchos años, lo primero para mí es correr con salud, y después, si se puede, intentar hacerlo bien.
Dos semanas después volví a los entrenos con el único objetivo de acabar la maratón de Castellón, allí cerca de donde vive mi hermana mayor, mis sobrinos y mi cuñado. Apenas dos entrenos largos de calidad con mi buen amigo Pepe.
Y como sabían algunos amigos el día de la maratón era para muy deseado, ganas de acabar y dejar todo esto atrás. Aún así se me hizo eterna, no la que más, pero si muchos km. yendo muy muy lento pero con el objetivo claro de no parar bajo ningún concepto. Pensaba que estaba para ir a 5’/km. así que fuí con el globo de las 3:30 hasta el km. 24 donde levanté el pie porque ya veía que no iba a aguantar a ese ritmo, y ni mucho menos, en unos cuantos km. más pasaba de ir a 5’/km. a 5:25, 5:40, 5:50, así hasta hacer el último km. a 6:25 …
Pero acordandome de toda esa gente a la que le estaba dedicando un km. y que si ellos pudieran estarían aquí. Con una longitud de zancada supercorta, piernas supercansadas, pero con una mentalidad de hierro para no parar. Y al llegar a meta tuve una sensación de liberación enorme, de que la preparación había ido mal pero que ya había acabado todo, que algún día volveré a sentirme maratoniano, que lo volveré a intentar y que sin duda esta es la prueba más bonita del atletismo pero uff, también la más dura…