Bienvenid@, aquí hablo de running, trail y entrenamiento.
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CDH 2024. Vall D’Aran By Utmb. Mi crónica personal.

Encontré lo que buscaba, un reto deportivo y personal que me motivara muchísimo, que fuera capaz de dar todo lo mejor de mí, deportivamente hablando y sin duda lo logré.

…. y aunque me tuve que retirar, incluso antes de la salida, ya sentí que había conseguido lo que buscaba con esta carrera, y además también por haber disfrutado también del camino hasta llegar aquí.

… Ahora empiezo desde el principio.

(Vídeo al final de la crónica)

Me apunté en septiembre de 2023, 9 meses antes, pensando que quedaba muuuucho tiempo. En diciembre 2023 hice la maratón de Valencia, unas semanas de recuperación, y vuelta a la montaña en enero 2024. A partir de ahí todo entreno y carrera iba encaminado a la Cdh en Julio. Pude ir incrementando distancia y desnivel progresivamente en el tiempo, y en general la preparación fue bastante amena, no sin dudar de si llegaría preparado en algunos momentos, sobre todo cuando faltaban 3 meses, porque llegué a pensar que me había pillado «el toro» con la preparación. Pero creo que en general el cuerpo se fue a adaptando perfectamente a ir incrementando el kilometraje y desnivel sobre todo en los entrenos largos de los sábados.

La semana de la carrera entre lios de trabajo y preparación de maletas y mochila para la carrera, mochila para Beret (km 52 de carrera), y mochila de Arties (km. 95) pasó literalmente volando.

LLegamos a Vielha 2 días antes de mi carrera, con tiempo e intentado hacer bien las cosas en todos los sentidos, deportivo, logístico, familiar con un bebote de 2 años, etc.

El día de la carrera, los corredores cogimos un autobus a las 4:30 de la madrugada que nos llevaría a Les, pueblo donde a las 6h se daba la salida de la carrera. En el autobús solo veo gladiadores, poca grasa, aquí ninguno se ha perdido pienso…

Y en poco más de 20′ de autobús llegamos a Les, todavía en plena noche el pueblo está lleno de chavales con luces indicandonos el camino a seguir hasta la zona de salida y donde debemos dejar nuestras bolsas de vida.

Nunca se me olvidarán las palabras de Depa antes de la salida. «A veces es más díficil llegar y estar en la línea de salida que la propia carrera». Y cuanta verdad en esa reflexión, hay que sentirse un privilegiado por ser capaz de plantarse en la línea de una ultra trail, es sinónimo de muchísimas cosas buenas, y cuanta gente daría lo que fuera por poder estar aquí y ahora.

Me planto en la línea de salida con la sensación de ir realmente preparado, pero con tanta cautela a la distancia y al desnivel que después de la carrera ya dudé si irá cautela o miedo. Quizás andé demasiado en algunas partes del recorrido, pensando en todos los kilómetros que aún me faltaban por hacer, quizás podía haber llegado a Colomers de día, en fin, son reflexiones que están y estarán ahí para siempre, pero realmente todo esto ya quedó atrás en el tiempo.

Había visto tantos vídeos en Youtube de esta carrera que creía conocerme relativamente bien algunos aspectos. Sin duda el vídeo que más me ayudó fue uno que iba explicando cómo era cada tramo de la carrera, dividéndolo en 11 partes, los mismos que avituallamientos. Y así planteé la carrera, centrándome en la distancia y desnivel entre cada avituallamiento, paso a paso.

Empecé muy despacio, dejando que el cuerpo fuera poco a poco habituándose al esfuerzo, sin prisa, y sabiendo que mi ritmo objetivo factible para mi, sería ir a entorno 4 o 5 km por hora, y unos 300m. de desnivel positivo a la hora, así, me iría finalmente a 23h. La verdad me daba igual el tiempo final, pero creo que era importante tener una referencia de ritmo en toda la carrera.

Con mi ritmo inicial me adelantó muchísima gente hasta el segundo avituallamiento, km. 13 de carrera y 2h 23′ de carrera. A partir de aquí, e intentando seguir mi ritmo toda la carrera, fui progresando en la clasificación sin intención en este sentido.

Y también a partir de ahí empezaban las largas, larguisimas subidas de la primera mitad de la carrera. Realmente fue hasta el km. 37 donde subimos una auténtica barbaridad.

Yo seguía encontrándome realmente bien, a mi ritmo constante, solo corriendo en terreno favorable, prestando mucha atención a no pasarme de esfuerzo lo más mínimo, eso sí, podía ir subiendo y subiendo sin parar, realmente me estaba encontrando muy bien.

Llegué a Beret, primero de los dos avituallamientos más importantes, donde teníamos una de nuestras dos bolsas., prácticamente se podría considerar mitad de carrera. Era el km. 52, 3500m. de desnivel positivo, en 11h 11′ y un ritmo de 3,9 km. a la hora, a las 17:26 h. de la tarde. Realmente en unas sensaciones fisicas muy buenas, sin dolores en las plantas de los pies para mi tema muy importante. Y sobre todo con el refuerzo mental y positivo de encontrarme sorpresivamente con mi mujer y mi hijo.

Entre cambio de camiseta y calcetines, y comer unos pocos macarrones y melón junto a mi familia discurren 20′, tiempo corto y perfecto para no perder mucho y continuar.

Ahora si, afronto la segunda mitad de la carrera con confianza, y con la alegría de poder al fin haber visto a los míos durante un rato. Logicamente las piernas ya van pesando pero creo que voy a poder ser capaz de mantener este ritmo y siempre guardando una bala para la temida última subida de la carrera.

Paso varios pueblos en bajada al trote y una vez en Salardu, km 60, empieza la verdadera carrera. Pues primero hay una aproximación bastante física hasta Banys de Tredos.

Y luego la parte más dura y técnica hasta ahora de la carrera, Colomers. Ahí llego de noche, y cuesta mucho avanzar entre tanta piedra. Físicamente voy bien pero avanzo lento y entonces empieza a tronar, se ilumina todo, espectacular ver los lagos iluminarse en medio de la noche, hay que tener la mente fría para no tener algo me miedo ahí solo, pero confío en que no llueva y pase de lejos la tormenta.

Pero cuando ya había hecho prácticamente el bucle de Colomers y afrontaba su última parte empieza a llover, primero gotas, pero enseguida una tormenta que apenas deja ver nada entre tanta roca resbaladiza. Tras cuarenta minutos de bajada con roca resbaladiza llegó al control del km 81.5, son las 00:57 de la madrugada, con 18h 42’ de carrera, 4800m. de desnivel positivo y la posición 670 y a una velocidad media de 4,3. Km/h, en otras palabras, para acabar la carrera en unas 25h. El control es en una carpa, llena de gente neutralizada por la organización, hasta nuevo aviso. Gente totalmente seca más tiempo neutralizados, pero otros como yo totalmente mojados, algunos con tiriteras.

Con miedo de entrar en hipotermia solo tengo ganas que la organización se pronuncie, pero pasa el tiempo y se les ve dubitativos como esperando recibir órdenes. Finalmente tras una hora de espera en mi caso, nos comunican que podemos continuar o podemos retirarnos allí mismo. Yo no lo dudo, no me quiero jugar más el tipo hoy. Me quedaban 29 km. con 1500m. De desnivel positivo, para hacer en 9h. como límite, tiempo suficiente para acabar.

Con ropa seca en Arties, a 11km., pero tras una hora parado y mojado, habiendo sufrido una tormenta en medio de Colomers, decidí que ya me había jugado el tipo bastante por hoy. En el autobús de vuelta voy encontrándome a todos los corredores con los que compartí muchos kilómetros, el uruguayo patas largas, el Japonés que hablaba inglés, el madrileño barbudo que se conocía todas las carreras.

Como decía Depa en la salida, a veces cuesta más llegar a la salida que la propia carrera y me sentí muy feliz de estar ahí y en ese momento. Me quedo con las buenas sensaciones, con el entorno salvaje y espectacular, y sobre todo con el aprendizaje para futuras carreras con meteorología tan adversa.